El síndrome del ojo seco y el glaucoma comúnmente se presentan juntos. Los pacientes pueden tener síntomas irritantes, pero es posible que no los asocien al síndrome del ojo seco.
Por ejemplo, es común que mis pacientes con ojos secos sufran de lagrimeo, visión fluctuante, o que los ojos se sientan como arena. Otro comentario revelador es: “Mis ojos simplemente no se sienten bien; me molestan todo el día”. Los síntomas de la enfermedad del ojo seco varían según la persona. Los síntomas pueden aparecer y desaparecer, y suelen ser sutiles. Mis pacientes con ojos secos a menudo sienten alivio y agradecimiento cuando sus síntomas son reconocidos y tratados.
Al igual que el glaucoma de ángulo abierto, el síndrome del ojo seco se hace más común con la edad. Los estudios sugieren que entre un 40 y un 50 de los pacientes con glaucoma tienen síndrome del ojo seco, y las mujeres son más propensas que los hombres.
El tratamiento de dos enfermedades puede ser un desafío para el paciente y para el médico. El tratamiento del síndrome del ojo seco es muy importante tanto para la comodidad del paciente como para la salud a largo plazo de la superficie del ojo. Sin embargo, debido a que el glaucoma puede provocar pérdida de la visión, cuando un paciente tiene síndrome del ojo seco y glaucoma, el glaucoma suele tratarse primero. El tratamiento del glaucoma casi siempre tiene prioridad sobre el tratamiento de la enfermedad del ojo seco, aunque la enfermedad del ojo seco le moleste más al paciente.
El síndrome del ojo seco puede estar causado por diferentes factores tales como:
Por lo general, una combinación de tratamientos es útil, y su oftalmólogo podría probar varios tratamientos para encontrar la combinación que funcione mejor.
Los tratamientos para el ojo seco incluyen:
El tratamiento para el glaucoma puede modificarse cuando el paciente también tenga ojos secos. Por ejemplo, su médico puede recomendarle que cambie a medicamentos para el glaucoma libres de conservantes. Otras opciones incluyen usar una combinación de gotas oftálmicas para reducir la cantidad de conservantes infundidos en la superficie ocular, y tratamiento con láser en lugar o como complemento de las gotas para los ojos.
Tanto el glaucoma como la enfermedad del ojo seco son afecciones crónicas y es importante tratar ambas enfermedades. Debido a que el tratamiento de ambas afecciones a menudo incluye el uso de gotas oftálmicas, mantenerse al día con el régimen puede ser un desafío para los pacientes. Sin embargo, mantener la superficie lagrimal saludable aumenta la comodidad, fomenta la salud ocular e incluso aumenta la tasa de éxito de algunas cirugías para el glaucoma.
Los pacientes con glaucoma y enfermedad del ojo seco tienen mucho de lo que encargarse. Los ojos secos, al igual que el glaucoma, no tienen cura, pero la afección se puede controlar; el manejo de ambas enfermedades requiere un esfuerzo en equipo del médico y el paciente.